Sonetos

Sonetos

El primer soneto también fue enviado a la lista Lacmat-l. No tuvo tanto éxito como la fábula de la gallina; en internet sólo he encontrado cuatro copias.
El siguiente soneto, Cesárea, escrito antes de 2008, nunca había visto la luz.

Diz que una joven madre algo insegura
(¿quién, siendo madre y joven, no lo estaba?)
a un médico pediatra consultaba
con fe que antes ponían en el cura.

“Nunca tomes en brazos la criatura
cuando llore, porque te hará su esclava;
ni en tu lecho la admitas, ¡más faltaba!,
que a los niños conviene mano dura.”

La niña (tal prodigio nunca vieres)
exclamó: “¿Me prohibe ir con mujeres?
Yo no fumo, ni bebo, ni he probado

las dulces golosinas de la infancia.
Mi vida entera es pura temperancia;
si me quita a mi madre, la he chingado.”

agosto 1999

CESÁREA

Estirada en la mesa, sometida
a las voces lejanas y apremiantes
de médicos, matronas y estudiantes
que toman el control. Ya no había huída.

Era el día más largo de mi vida,
y acaso el más hermoso. Anhelantes
mis brazos te esperaban. Nunca antes
fue gozoso el dolor, dulce la herida.

¿Por qué, pues, mis entrañas se cerraron?
¿Por qué no dejan que la madre escoja?
Te soñaba despierta, y me durmieron,

¿Por qué no pudo ser? ¿Por qué metieron
en mi carne feraz la estéril hoja?
Entera te soñaba, y me rajaron.

Última modificación10 julio, 2016
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